miércoles, 25 de noviembre de 2009

VIAJE AL ESTRECHO DE ÖRESUND (Malmö, o cómo mezclar lo clásico con lo moderno y no parecer un idiota)


Esto se va pareciendo más a una guía de viajes, amigos. Apenas recuperado del agotador crucero a Tallín que ya relaté en la última entrada, El Escandimemo se dispone a contar sus peripecias por el sur de Escandinavia. Que conste que esto no lo hago para mi propio beneficio, sino que me estoy sacrificando para que podáis disfrutar de estas tierras sin moveros de casa. En Aupa Mutila somos así de enrollados. Podéis pagar por transferencia bancaria, no os preocupéis.

El fin de semana pasado yo y unos cuantos secuaces hicimos las maletas de nuevo para embarcarnos en otro viaje memorable. Esta vez toca irnos al sur; concretamente, a la zona del estrecho de Öresund, brazo de mar que separa los países de Suecia y Dinamarca. Las experiencias que vivimos en esos tres días fueron tan intensas y variadas que se recogen en dos entradas diferenciadas. Empezamos por la ciudad costera de Malmö.



Para vuestra información, Malmö es la ciudad natal de Zlatan Ibrahimovic. Ya os empieza a sonar, ¿eh, cabroncetes? Vamos allá.


DATOS QUE A LO MEJOR OS IMPORTAN Y A LO MEJOR NO.

Con 250.000 habitantes, Malmö es la tercera ciudad más grande de Suecia, sólo superada por Estocolmo y Gotemburgo. La mayoría de la gente suele desdeñar esta ciudad a favor de destinos más atrayentes dentro del país; mal hecho, porque Malmö es un magnífico ejemplo de lo que representa la Suecia actual. Un ejemplo de un contraste bello y equilibrado entre lo antiguo y lo moderno.





Malmö es una ciudad popular entre los suecos como lugar de veraneo, puesto que su playa es uno de los pocos lugares cálidos en los que darse un chapuzón en este país tan jodidamente helado. Es también un puerto comercial importante desde hace muchos años, y debido a esta conexión marítima con el exterior la ciudad recibe muchos visitantes de fuera (o sea, está llena de pulgosos turistas. Nosotros incluidos).



Una noria justo delante del ayuntamiento. Si eso no es escandicool, que baje Tutatis y lo vea.


Malmö es también importante por ser la primera ciudad “ecológica” de Suecia. Parece una cursilada pero es oficial: desde 2006 es la primera Fairtrade City (comercio justo) del país, lo cual representa un reconocimiento a su labor en lo concerniente a la ayuda al desarrollo de los países más pobres. Los barrios de los muelles occidentales funcionan en gran parte con energías renovables y los autobuses urbanos se mueven mediante gas natural. La costumbre sueca de cuidar el entorno tiene su máxima expresión en la ciudad de Malmö.



En los canales de Malmö, como en la mayoría de ciudades suecas, uno puede bañarse y practicar piragüismo cuando quiera. Si alguien tratara de darse un chapuzón en la ría de Bilbao fijo que saldría con dos cabezas y varias extremidades adicionales.


En la actualidad, Malmö destaca por su fuerte inversión en educación modernizada, y se está convirtiendo cada vez más en una ciudad universitaria. Es también anfitriona de muchos eventos musicales, conciertos y representaciones teatrales; así como de varios eventos deportivos a nivel internacional. No tuve tiempo de apreciar estos aspectos, de modo que no voy a extenderme demasiado.

De hecho, creo que ya me he explayado bastante en lo referente a los datos de la ciudad. Es hora de que os relate mis peripecias.


CAMINATA HACIA EL TURNING TORSO


Antes de hacer nada, nos fuimos a comer a un McDonald’s (yo creo que el Burger King es claramente superior, por supuesto, pero es que esta gente no tiene ni idea de lo que es bueno).



Fijaos qué ordenados son en Suecia, que hasta le ponen nombre a la calle de las hamburguesas.


Al poco de llegar a la ciudad y tras familiarizarnos con la plaza central y los alrededores, mis acompañantes y yo decidimos proseguir la visita encaminándonos a uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad: el Turning Torso (torso giratorio), obra de Santiago Calatrava. Que conste que a mí este tío se me atraviesa bastante; sus edificios son monos, pero con la funcionalidad en el culo. El Calatrava debe tenerle fobia a las fugas de agua o algo. Y bueno, que se lo tiene muy creído, hombre. Ya está, ya lo he dicho.

Resulta que esta retorcida (en más de un sentido) obra arquitectónica se encuentra en el puerto oeste, a más de un kilómetro de la plaza central. Nuestra caminata nos llevó por una zona industrial francamente fea, vamos, como todas las zonas industriales. Eso sí, a medio camino nos encontramos con una muestra de la cultura de la ciudad: un museo gratuito de cosas raras.



Sí, esto es la entrada. El glamour, oh, el glamour.


Por Crom, vaya sitio más absurdo. Por doquier encontrábamos escaleras de cuerda de colorines colgadas del techo, esculturas de madera pintarrajeada, proyectores de películas de serie B en blanco y negro y una especie de caja dentro de la cual había muchas de esas bolitas de colores que rebotan muy alto cuando las tiras al suelo. Sí, de esas que te acababa quitando tu madre porque no dejabas de hacer ruido al botarla incesantemente contra el parqué. Ni que decir tiene que robamos varias.





El milenarim-mo va a llegaaarhh…


Tras perder miserablemente el tiempo en este ridículo museo de la basura, retomamos e camino hacia la torre blanca. Ésta se iba haciendo grande poquito a poco, según avanzábamos. Muy poquito a poco. Vamos, que parecía que nos iban a dar las uvas y aún así no llegábamos al Turning Torso de las narices. A mí me recordaba a un enorme dedo corazón estirado hacia nosotros. Cuando llegamos, miramos arriba hasta que nos dolió el cuello. Concluimos que la torre parece una polla, y puerta. Puto Calatrava.



El turista, ¿es siempre idiota?


Eso sí, llegar hasta el Turning Torso nos permitió acercarnos a uno de los barrios más interresantes de Malmö: el Västra Hamnen, un enclave lleno de arquitectura moderna y edificios futuristas en el que todo funciona gracias a las energías renovables. Esta es la zona en la que los ricachones suecos alquilan pisos de lujo para veranear. Tiene unas vistas portentosas a la costa. Desde aquí pudimos ver, en la lejanía, el famoso Puente de Öresund, que desde 2000 conecta Malmö con Copenhague y gracias al cual se puede llegar a Suecia en coche desde la Europa continental. Al día siguiente lo usaríamos para visitar la capital de Dinamarca.







BARRIOS BUCÓLICOS Y LA TIENDA VINTAGE

Dejando atrás este vistoso barrio, nos dirigimos al centro de nuevo. Por el camino se pasa por el aún en activo mercado tradicional de pescado, en el cual los pescadores venden su mercancía en casetas numeradas pintadas de rojo llamadas Fiskehoddorna (que significa… “casetas de pescado”. Uh).



Como yo era el guía, todos me culparon por el olor a pescado que arrastramos durante el resto del día. Oh, qué ripio más majo me acaba de salir.


Pasando un par de parques, muy monos ellos, llegamos a los barrios antiguos. Como todo en Suecia, se conservan maravillosamente bien. Esta zona de edificios de colorines con tejados bajos marca un contraste muy interesante con respecto al barrio moderno que dejamos atrás. Incluso en invierno, las calles de esta zona tenían un ambiente cojonudo, llenas de gente dispuesta a dejarse su dinero en las tiendas y restaurantes que proliferan por doquier.






Esa es otra cosa: Malmö es una ciudad ideal para aquellos a los que les guste ir de compras. El caso es que tiene tiendas para todo. Las avenidas principales están abarrotadas de tiendas de ropa de diseño, mientras que los barrios más clásicos se caracterizan por sus establecimientos de artesanía, diseño de muebles y variedades. Servidor se topó con una tienda Vintage llena a rebosar de cómics, discos de todos los géneros y demás parafernalia underground. Los que me conozcan comprenderán por qué mojé el bajo de los pantalones en aquel momento. Me llevé a casa un disco con los mejores temas de Motörhead por sólo seis euros de nada.





Es muy difícil describir esta zona de la ciudad con palabras, y las fotografías no hacen justicia al ambiente que se respiraba, un ambiente que te animaba a seguir moviéndote y haciendo cosas. Por la noche, la plaza principal Lilla Torget se anima con un montón de terracitas en la cuales la gente se sienta a tomar una cañita a la luz de los calefactores que suelen ponerse en Suecia para que la gente no pase frío fuera de los bares. No, nosotros nos fuimos a una discoteca a perrear, faltaría más.

En definitiva, Malmö sorprende como una ciudad que resume a la perfección el espíritu escandicool que ando buscando en mis andanzas: una ciudad que combina estupendamente lo viejo y lo nuevo, en la cual debe ser imposible aburrirse vista la enorme variedad de ocio que hay disponible. Un lugar muy apropiado para pasar una temporada de vacaciones.

En la próxima entrega, cruzamos el Puente de Öresund. Nuestro destino: Copenhague.



Antes de partir nos volvimos a meter en un McDonald’s. Yo, convencido de la superioridad moral de Burger King, fui al susodicho más cercano, me agencié una cheeseburger y volví al McDonald’s a comérmela con mis amigos. Y luego dejé el envoltorio allí. Jodeos, malditos corporativistas.


[Escuchando: (We Are) The Road Crew, de Motörhead]

3 comentarios:

Alberto dijo...

Guillermo, no se por qué no me extraña que te hayas hecho esa foto con el Turnign Torso.

Guillermo García Lapresa dijo...

El chascarrero lo es de forma internacional.

Unknown dijo...

Ahora entendemos en quién se inspiro Calatrava.
Cuando vuelvas no te escaparás!!

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