jueves, 27 de mayo de 2010

CRUCERO A RIGA (ahora con un 50% más de pibones, resaca y españoles)

Los lectores más avezados recordarán mi experiencia el pasado octubre en el crucero que realicé junto con otras mil trescientas personas rumbo a Tallín, Estonia. Bien, hace mes y medio me dio el ramalazo y decidí repetir la experiencia embarcándome en otro barco rumbo a Riga, capital de Letonia. Así, porque me salió de los respetables y porque hacía mucho tiempo que no viajaba.

Curiosamente, otras 999 personas tuvieron la misma idea que yo. De esas 999, unas 666 eran españolas. El número del diablo, bien merecido. Aquello era una verdadera infección, un tumor de hispanohablantes que acabó por devorar el barco desde dentro.

Este es el terrorífico relato de aquel crucero de muerte.



Esta es la chalupa. Los interesados pueden visitar la página web de la compañía Skanbalt, organizadora del evento, o de Tallink Cruises, la dueña de los barquitos.




PRIMERA NOCHE






Después de admirar el archipiélago de Estocolmo desde el barco, con las islas moteadas de casitas multicolores reflejándose en la superficie del agua, toca explorar los alrededores. Este barco es un poco más pequeño que el anterior, pero al parecer incluye piscina. Y por lo visto va a haber una Fiesta de la Piscina. Todos estábamos emocionadísimos con la piscina.

Vaya MIERDA de piscina. Cincuenta metros cuadrados, con toboganes para los niños y al lado un jacuzzi que está muy bien, pero que es del tamaño de una bañera. En este barco hay MIL PERSONAS, señores organizadores. No fuimos a la fiesta de la piscina, aunque más tarde me enteré de que sólo habían acudido pollas.

Una vez explorado el barco nos vamos a nuestra habitación, que está al lado de la piscina, y por lo tanto apesta a cloro. Y debajo de la zona de carga de camiones, para que pensemos el los cinco mil kilogramos de metal que tenemos encima cuando nos vayamos a dormir, o a fornicar. Menos mal que esto es barato.

Después de comer un bocadillo más malo que el turrón de calamares, toca irse de fiesta. Me paso con el Bacardi y acabo durmiendo la mona en el camarote, escuchando el tremendo crujido del hielo del Báltico rompiéndose contra el caso del barco. El murciélago de la etiqueta del Bacardi cobra vida en mis pesadillas y trata de devorarme. Cuando me despierto, ya estoy en Riga. Pongámonos en marcha.


UNA VUELTA POR RIGA




Esto es un pub de Riga. No se pueden llevar pistolas ni maletines. Deduzco que sí puedo llevar espadas, caballos y el baúl de mi abuelo.



Nos cuesta un triunfo, pero nos levantamos para ver la ciudad. Llegamos al casco antiguo y nos tomamos un café que estoy a punto de potar segundos más tarde de su ingestión. Falsa alarma, seguimos adelante. Más adelante echaré la primera papilla en mitad de la plaza principal de Riga, así que no hace falta fingir.









Riga es una ciudad mucho más hermosa de lo que yo me había supuesto en un principio. Llamada la “Barcelona del Báltico” debido a la proliferación de edificios modernistas, está salpicada de espaciosos parques y avenidas muy agradables para pasear.

Y de mujeres.



No, no, esto es sólo un primer plano desenfocado de un murciano. ¡Malpensados!




JESUSITO DE MI VIDA, QUÉ PIBONES HAY EN RIGA. He estado en bastantes ciudades a lo largo de mi vida, pero ninguna tiene semejante concentración de culos bonitos por metro cuadrado. Y no es como en Suecia, que todas las chicas son bonitas pero idénticas como si hubieran salido de una fábrica. En Riga uno puede encontrar bellezas de muchos tipos: jóvenes, maduras, sofisticadas, góticas, moteras o monjas, da igual; todas están de rechupete. Viva Riga.

También hay muchos coches cojonudos…




Y motos de aúpa…



Y gatitos…



…Y un graffiti de Chuck Norris en el Parlamento. ¡Viva Riga!




Como complemento a la narración, es reseñable la anécdota del practicante del Hare Krishna que nos pegó la paliza en el parque central de Riga, tratando de reclutarnos para la salvación del alma aún cuando estábamos recuperándonos de la resaca brutal que ya he mencionado. A punto estuve de potarle encima, pero el karma actuó y no se llegó a mayores.



Esto es el papelito que nos dejó el nota ese. Intentamos usarlo para ligar, pero no funciona.



Después del festín para los ojos, nos volvemos al barquito. Toca otra noche de fiesta. Yo me auto-convenzo de que no voy a beber ni agua. No os riáis, que lo conseguí. Gracias a la sobriedad, logro disfrutar como un enano al situarme en una posición desde la cual poder ver a los borrachos hacer el hostia y degenerar exponencialmente a lo largo de la noche. Después de ayudar a un latino a ligar con una austriaca, gracias a mis fantásticas dotes de traductor (es difícil traducir “ey nena, ¿jugamos al te la meto y te la saco hasta que el niño pida tabaco?” haciendo que suene romántico), me voy a la cama con la conciencia tranquila. Logro ver el amanecer sobre el mar Báltico antes de caer redondo.

Viajar es genial.

Próximamente, Bratislava, Viena y Praga.

BONUS TRACK: ¡FOTOS GRACIOSAS DE TIENDAS DE RIGA!<7center>




Escuchando:


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