sábado, 7 de noviembre de 2009

LLEGA EL INVIERNO (acerca de cómo todo se cubre de nieve y oscuridad… y el Escandimemo se rapa la cocorota)



Aquí hace frío, amigos.

Llevo dos meses y medio viviendo en este país, y en ese tiempo he visto cómo el tiempo ha cambiado a pasos agigantados sin que nadie se diera apenas cuenta. Cuando vine en agosto, la temperatura rondaba los veinte grados y anochecía a las diez y media de la noche. Ahora, a principios de noviembre, veo cómo la temperatura se acerca cada vez más a los cero grados y anochece a las cuatro y media de la tarde.

Lo voy a repetir porque no sé si lo habéis entendido bien. A las cinco de la tarde. Es de noche. En NOVIEMBRE. Para alguien como yo, que está acostumbrado a levantarse a las doce de la mañana, eso significa que prácticamente vivo de noche. Es ahora cuando queda perfectamente claro el porqué de los horarios de comida, sueño y fiesta de los suecos. Sencillamente, si sigues el horario español en invierno no ves la luz del sol. Así de claro.



Las cinco de la tarde. Para los que no se lo creían.


En cuanto al frío, ya he hablado de la temperatura habitual (entre cero y cinco grados de media). Pero el caso es que el frío que haga aquí depende sobre todo del viento. Cuando no se levanta el aire, se puede salir a pasear aunque el termómetro marque por debajo de cero, dado que hay poca humedad ambiental en comparación con las costas de España.

Pero cuando empieza a soplar el viento… uy el viento. Según sales de tu casa, es como si un enorme yeti te estampara su puño de hielo en las narices. Según caminas, notas cómo el airecillo helado de mierda se cuela por tus mangas, tus perneras y las rendijas de la bufanda hasta llegar a la base de los huevillos. Hace unas semanas tuvimos una racha de viento del norte, y los charcos se congelaron en octubre.

En diciembre se esperan menos quince grados. El frío va a partir las piedras, os lo digo yo.



No lo neguéis; sabíais que iba a salir esta imagen en cuanto leísteis el nombre de la entrada. Pues nada, ahora aprovecho esta ocasión para manifestar mi opinión de que El Resplandor es un TOSTONAZO DE PELÍCULA. Hale.


Por cierto, aprovecho para comentar otra cosa acerca del frío; se cuela hasta a través del pelo. En serio, llevar el pelo largo sirve de poco; un buen gorro es lo único que puede protegerte del frío.

Así que me dije: si tengo que llevar gorro todo el rato, ¿para qué necesito el pelo?

Decidí cortarme el pelo. El problema es que aquí, en Suecia, los peluqueros son muy caros (como todo, qué coño). Un corte normal de chico está por los veinticinco euros, a menos que vayas a la peluquería paquistaní en la que no hablan inglés y logres hacerte entender.

Y bueno, uno anda mal de pasta. Y, um, el vecino tenía una maquinilla eléctrica, Así que, ejem, bueno. Comprobadlo vosotros mismos.



Amida Buda ha regresado e iluminará el mundo con Su luz divina. Acercaos, mis fieles, al camino del Boddhisattva y recibid la purificación de la carne.


Yo me veo bien. Y no he gastado un céntimo. Cualquier opinión positiva acerca de mi nuevo look será bienvenida. A los que no os guste: sois caca.

En fin, termino de escribir esto la mañana del viernes 6 de noviembre. Me asomo a la ventana para ver cómo está el día, y de paso ver un poco de la cada vez más escasa luz del POR LAS BARBAS DE MERLÍN, ¡¿ESO QUE VEO ES NIEVE?!






BOAAJAJAJA sí que es nieve. Viva. ¡Después de varios meses de espera al fin veo nevar en Suecia. Admito que esperaba esto mucho antes, pero está bien así. La nieve cuaja enseguida debido al bajo grado de humedad, y todo se llena pronto de un manto blanco. No es mucho, pero es una cucada. No puedo esperar a que nieve a saco. Creo que veremos mucha nieve en invierno. Ahora me gusta, pero puede que acabe hasta las narices de tanta nieve. Como este tío.

Me voy. Voy a comprarme tres pares de leotardos antes de que se me congelen las piernas.

Hasta la próxima.


[Escuchando: Der Fliegende Holländer, de Richard Wagner]

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