lunes, 12 de octubre de 2009

THE ERASMUS PARTY TRILOGY 3 (after-party, fiestas temáticas y una reflexión por suerte no demasiado larga)

Poco hay que contar de la after-party, aparte de aclarar que se trata de un patético intento extranjero de levantar algo que se murió a las dos de la mañana del viernes sin dejar testamento. Por decirlo de forma bonita. Tampoco es que se pueda hacer mucho más en una cocina del campus de madrugada y con poco alcohol en sangre.

De hecho, una after-party suele significar que, después de todo, no has logrado ligarte a esa rubia despampanante; y que sólo por eso has decidido pasar el poco tiempo que queda de la noche con un grupo de veinte borrachazos que nunca van a ponerse de acuerdo acerca del tipo de música que quieren poner. Dicho de este modo, no parece algo muy divertido; pero un hombre sabio es capaz de buscar flores en la basura y de pasarlo bien incluso aunque su cuerpo pida a gritos un analgésico y un colchón.

Por cierto, estoy soltando toda esta parrafada filosofal porque creo que es precisamente en este momento de la noche cuando surge la sabiduría escondida dentro de cada hombre y cada mujer. Seguramente se deba a que estás tan hecho mierda después de perrear sin éxito a todas las chicas que encontraste en la disco que ahora sólo puedes mover la boca; pero el caso es que de repente estás sembradísimo y sólo quieres exponer tus teorías acerca de la política internacional o del sentido de la vida.




O también es posible que esta entrada me esté saliendo así porque me he visto de una sentada toda la primera temporada de Californication y en consecuencia me he vuelto gilipollas.



Como iba diciendo, las after-parties pueden ser divertidas si te las tomas con filosofía y no vas con muchas expectativas. De hecho puede ser genial, sobre todo si a alguien se le ocurre cocinar unos crepes con salsa. En ese momento todos nos abalanzamos sobre ellos como buitres y acabamos con todas las existencias en un par de minutos sin ningún tipo de delicadeza ni consideración, que de eso no queda nada a estas alturas. Aunque luego damos las gracias, claro.

Sí, la after-party puede ser algo muy agradable, siempre y cuando no se haga en tu cocina. Por otro lado, que se apalanquen quince personas, o algo parecido a personas, dentro de tu casa, ocupando todos los sofás y relegándote a ti a una silla de madera sin cojín, cuando lo que querrías hacer es estar en la cama (acompañado o no), es una putada a todos los niveles. Shit happens.

A eso de las cinco de la mañana, el canario se muere del todo y cada uno se va a su casa a lamentar su suerte. Según vuelves a tu guarida, te autoconvences de que siete horas de fiesta no significan en absoluto una pérdida de tiempo, te preparas algo de desayunar y te metes en la cama sin acordarte de quitarte las lentillas.

Eso es todo acerca de la fiesta Erasmus, amigos. Hasta la próxima.




¡Que nooooo!



No me he pasado una semana sin actualizar para luego daros una entrega tan corta. Tranquilos, esta tiene suplemento: voy a hablar de las fiestas temáticas que se celebran periódicamente en el Campus.


¿QUÉ COÑO ES UNA FIESTA TEMÁTICA?

Parece una rollerada y es una rollerada. Se trata de una fiesta normal, pero celebrada en una habitación o cocina del Campus y siguiendo un determinado código de vestir. Molan porque tienes licencia para hacer el mongolo y además no hay que pagar entrada. Vamos a echarle un vistazo a las que se han hecho hasta ahora.

Por cierto, como todas estas cosas suelen empezar como eventos de Facebook, todos los títulos están en inglés. Si pensáis que ponerle a las cosas títulos en inglés es una mierda esnob, tenéis razón; pero yo no he creado el Universo. Sorry ‘bout that.


BAD TASTE PARTY

Lo puto mejor.

Bad taste es una parejita de palabras inglesas que viene a significar “mal gusto”. Hace un mes, a cierta mente privilegiada se le ocurrió la idea de que se debería hacer una fiesta en la cual todo el mundo debería vestir usando la peor combinación de ropa posible. El resultado fue una grotesca mezcla entre carnaval y fantasía erótica de adolescente, además de uno de las mejores fiestas en las que he estado desde que llegué aquí. Me lo pasé como un enano.

Esta fiesta estuvo bien porque todo su planteamiento consistía en deshacerse de una de las cosas más incómodas de vivir en sociedad: las reglas de etiqueta. Con todo cristo llevando sombreros ridículos, ropas chillonas, calzones por fuera y pantalones del revés, no había nadie que se sintiera más guapo o más feo que los demás.

Mi modelito consistía en un conjunto al revés; camiseta con las letras a la espalda y pantalones con la bragueta en el culo. Alguien me tiró calimocho encima y todos aseguraron que de ese modo estaba aún más guapo.






ESCORIA DETECTADA. PROCEDIENDO A DESTRUIR LA ESCORIA… PUTA ESCORIA… PUTA…


Una noche, mágica, aquella en la cual no había idiotas porque todos lo parecíamos.


BEACH PARTY

O cómo elegir una temática demasiado complicada y que nadie te siga el juego.

La fiesta de la playa; en teoría todo el mundo debía llevar encima algún tipo de ropa o adorno relacionado con la playa. En la práctica, ni la mitad se molestó y muchos fueron tal cual. Puede que sea porque aquí arriba, de noche, no apetece llevar un bañador sino un anorak de tres capas. Aún así, hubo algunos valientes que se atrevieron a llevar ropa de baño.

Ahora tengo un nuevo fetiche: chicas en bikini y gabardina.



Ahora que lo pienso, "beach" y "bitch" se pronuncian igual…


Al final de la fiesta, alguien pensó que sería una buena idea darle un buen toque playero al piso trayendo hojas secas de la calle. El francés anfitrión se cagó en la Madre, en el Padre, en todos los santos del cielo en fila india y en el cáliz sagrado, todo a la vez.


FIESTA JUNTO A LA HOGUERA

Más bien “fiestas”, dado que ha habido más de una.

Como aquí cada vez hace más y más frío, creo que es una idea estupenda que todos nos reunamos junto a una hoguera y hagamos el burro un rato. Todo es muy bonito y se ven las estrellas; es lo más parecido al botellón que hay por aquí. El problema es que sueles acabar con la cabeza ardiendo y el culo helado, como un pollo que no da vueltas en el grill. Pero es divertido.




A todo esto, un cazurro trató de saltar la hoguera y se quemó los pelillos del culo. Jat. Jat. Jat.


BIG LEBOWSKI PARTY

La cocina de mi piso es famosa por organizar fiestas (y porque el grosor de la capa de mugre que hay sobre la nevera desafía toda lógica humana, pero eso es otra historia); y hace poco a un alemán vecino mío se le ocurrió que sería una buena idea hacer una fiesta en torno a una de mis películas favoritas: El Gran Lebowski.

Si no la habéis visto, sólo os digo dos cosas: primero, hacedlo porque si no no sabréis nunca lo que es la vida; y segundo, que el personaje principal es un tipo que se pasa el día en albornoz y jugando a los bolos. Dicho esto, la idea principal de la fiesta era que todo el mundo fuera con albornoz.

Problema: yo no tengo albornoz, no lo necesito y aquí cuesta veinte pavos el más barato y yo no estoy como para gastar el dinero en mierda que no necesito. Así se lo dije al cerebro de la fiesta y éste me soltó que sin albornoz no entraba.

A ver, PUTO GILIPOLLAS, para empezar no vas a impedirme la entrada a mi propia cocina. Y luego, el tema principal de toda la película de los cojones es que hay que tomarse las cosas con calma, vivir y dejar vivir, cada uno a su rollo y toda esa mierda. Vamos, que de todas las películas que hay en el maldito universo, El Gran Lebowski es la menos indicada para seguir un puto código de vestir. TONTOLOSCOJONES.

Así pues, me propuse ir sí o sí, sólo para tocar las narices; pero aquella noche yo y otro amigo nos apalancamos en un dormitorio a ver Jackie Brown porque nos salió de las pelotas, y cuando íbamos a subir vino otra amiga y nos avisó de que la fiesta era una gran mierda. Así que hubo gran regocijo, decidimos no ir, la amiga se quedó con nosotros porque no quería volver y entre los tres nos montamos una bacan… nos quedamos a ver otra peli, ya que total la noche anterior ya habíamos salido. Que se joda el alemán.



Hacia el final de la fiesta, a las cinco y media de la mañana, decidí que tenía hambre y me puse a hacerme unos huevos fritos delante de todos los invitados a la fiesta. Eso sí que es espíritu Nota, coño.


Hasta aquí la fiesta temática. ¿Qué será lo próximo?



Y ahora... ¡la "fiesta de los pañales"! o, mejor aún, ¡"la fiesta del sujetador en la cabeza"!



CONSIDERACIONES ACERCA DE LA FIESTA ERASMUS

Ahora sí que sí, hasta aquí el ensayo acerca de la fiesta Erasmus. Puede que lo hayáis encontrado ilustrativo, puede que divertido, o puede que os haya parecido un gran coñazo. A esos últimos, que sepáis que no me gusta vuestra cara.

Si he considerado necesario dedicar tres entradas de mi guía a describir la fiesta de un estudiante Erasmus es simplemente porque la fiesta es lo primero que se te viene a la cabeza al pensar en un estudiante Erasmus. Dicho esto, sólo quiero añadir: la fiesta acaba formando parte de la rutina.

Ya sé que para todo joven la fiesta en fines de semana ya es de por sí rutinaria, pero también es cierto que la fiesta de Erasmus es más variada y más intensa (y eso que estamos en uno de los países más secos de todos los destinos posibles). Que incluso eso se convierta en rutina quiere decir que siempre estás buscando cosas nuevas que hacer.

Este es un período en el que todo el mundo quiere abarcar todo, divertirse lo más posible, viajar lo más posible y follar lo más posible. La fiesta es importante sobre todo al inicio; después es, en mi opinión, cuando empieza lo bueno. Después empiezas a buscar cosas que hacer, a unirte a clubs de deporte y baile, a viajar a sitios y a mirar cosas en la biblioteca.

Puedes aprender mucho si te vienes de Erasmus: pero por tu padre, ÉCHALE HUEVOS Y VE UN AÑO ENTERO.

Fin de la parrafada. Hasta la próxima entrega, damas y caballeros.



Terminamos con un bello poema acerca de la amante favorita de todo fiestero.


BOTELLÓMETRO: 12

[Escuchando: Tribute, de Tenacious D]

1 comentario:

Natxo Pistatxo dijo...

Willy, no te deprimas porque nadie te haya comentado. Es que ha sido una semana muy trágica (ha muerto una familia de topos, estoy de luto y eso).

¿Para cuando la fiesta temática de Halloween?
Yo quería ir de erasmus a Italia pero con Berlusconi y su mafia se me quitan las ganas. Creo que escogeré escocia. Siempre he querido tocar la gaita con una falda escocesa... (no va con segundas intenciones, que te veo).

Au revoir, Cornetto.
Cuando vuelvas me tienes que firmar la camiseta. Vete ensayando.

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