miércoles, 23 de diciembre de 2009

CONCIERTAZO EN OSLO (¡la noche más senti-metal!)

Perdón por el retraso: he vuelto a España por navidades y estoy haciendo el idiota más de lo acostumbrado.

Como ya avancé la pasada entrega, hace unas semanas un amigo y yo nos fuimos a Oslo, capital de Noruega, para asistir a un concierto de varias bandas metaleras. El espectáculo completo consistía en tres bandas de apoyo más dos principales, en una gira llamada Taste of Chaos. Esta gentuza había pasado ya por Estocolmo y Gotemburgo dejando tras de sí un reguero de muerte, destrucción, tímpanos rotos y emos castrados; ahora, nos tocaba a nosotros probar su furia.

En realidad, la única razón por la que estábamos allí tiene nombre propio: In Flames. La banda principal del evento es también una de las mejores y más famosas bandas de Death Metal del mundo, y, sinceramente, era la única de la cual habíamos oído hablar. En realidad, veníamos con la mentalidad de que habría que tragarse varios grupos-morralla antes de poder disfrutar de nuestra banda favorita (al menos, la mía).

Error.



Siempre creí que moriría sin ser testigo de nada más alucinante que esta imagen, pero ahora sé que siempre me equivoco. Por fortuna.


Con vosotros, la crónica del evento.


EN LA PUTA COLA

Nuestro objetivo de la noche era abrirnos camino hasta el mismísimo frente del escenario para tratar de coger una púa de alguno de los guitarristas de In Flames y tratar de que os firmaran las banderas de Suecia que nos habíamos molestado en traer (las que usábamos para recolectar firmas de nuestros amigos en el Campus; en caso de que nos saliéramos con la nuestra, los de In Flames habrían de preguntarse quién coño sería Javier Rodríguez y por qué firma escribiendo “amarillo que te pillo”).

Para lograr eso, podíamos a) abrirnos paso a través de hordas de jevis enloquecidos y probablemente borrachos, o b) entrar los primeros. Optamos por lo segundo. Para lograrlo, no obstante, debíamos ir de los primeros en la cola, lo cual implicaba llegar varias horas antes de la apertura de puertas y permanecer esas mismas horas esperando en la calle.

Hacía cero grados. Y ni siquiera llegamos los primeros. Vamos, ni pa Dios.



En la cola. No es que ya estuviera imbuido del poder del metal, sólo era un pedo. Por cierto, ojo al tío con la gorra de Luigi.


Resulta que, si nosotros habíamos resuelto acudir al evento dos horas antes, hubo peña que fue cuatro horas antes. Es decir, cola bien gorda. Habrá que joderse, a esperar. Para cuando entramos, habíamos perdido conexión nerviosa con los dedos de los pies, y los pelillos de mi culo se habían enroscado como caracoles. Y a mi lado, un capullo en mangas de camisa al que me dieron ganas de darle una hostia, por ir provocando.



En realidad, había peña muy rara en la cola. Este borracho patán que apenas veis en la foto trató de animar a la gente haciendo de director de orquesta, tratando en vano de que todos coreáramos sus gritos de alabanza a los dioses del metal. FAIL.


Al fin, abrieron las puertas. Tras unas estrictas medidas de seguridad, se abrió ante nosotros el interior del enorme teatro Spektrum de Oslo, anfitrión de muchos eventos culturales a lo largo y ancho del mundorrl. No veíamos las gradas y aún así parecía descomunal. Nos acercamos a la multitud, situándonos en décima fila. No tardó mucho en aparecer la primera banda.

Empieza the fucking real deal.


BANDA 1: MAYLENE AND THE SONS OF DISASTER.

Estos chavales americanos fueron los que empezaron a animar el cotarro. Lamento no haberlos conocido hasta ahora, porque son francamente buenos, y dieron un magnífico espectáculo de calentamiento. Yo les bautizo como los Amables Peludos; el batería gordo con barba era el puto amo, una especie de Thor aficionado a los donuts que aporreaba los tambores como si fueran las cabezas de los Jonas Brothers.




Al final del concierto pudimos sacarle una foto al cantante, Dallas Taylor. Sé que se llama Dallas Taylor porque aparece en la Wikipedia, y si aparece en la Wikipedia Dallas Taylor debe ser un tipo importante. Dallas Taylor. Dallas Taylor. Dallas Taylor.


La peña no se entusiasmó mucho, y no entiendo por qué, dado que la calidad de estos tipos supera con mucho a la de los dos siguientes grupos que vendrían a tocar.


BANDA 2: EVERY TIME I DIE

Me alegro de que exista Google, porque sin él no me habría acordado nunca del nombre de esta banda de Nueva York. Y es que, después de disfrutar de Maylene, decidimos que era ya hora de ponerse en camino hacia la primera fila. Así pues, durante mucho tiempo llamé a esta gente El Grupo de la Primera Fila. No sé, es que había algo en el nombre del grupo que me impedía totalmente recordarlo. Tampoco es que importara mucho, porque muy buenos no es que sean.

Nuestra travesía hacia la primera fila fue larga, dura y difícil, y se llevó a cabo con honestidaz, habilidaz y algo de mala leche. Recuerdo con especial frustración a un grupo de amigos noruegos (amigos entre ellos, nuestros os aseguro que no) dispuestos en forma de barrera, de tal manera que cada vez que intentábamos pasar rodeándolos aparecía otro amigo cabrón y le pasaba el brazo por el hombro a su colega, ampliando la longitud de la barrera. Y esto jode especialmente al darte cuenta de que Noruega es el país con mayor media de estatura de toda la maldita Unión Europea. Vamos, que no veíamos un cojón.

Tras apartar a codazos a la mayoría de jevis que se interponían entre nosotros y nuestra noble misión, hubimos de medir nuestras fuerzas contra el jefe de final de fase: un gordo que, aferrado a la barrera delantera, no paraba de sacudirse y bramar como un loco, cual Moby Dick cubierta de arpones en un mar de metaleros rugientes. Tras ímprobos esfuerzos, nuestras manos lograron hacerse un hueco entre las defensas de la bestia y aferrar el agradablemente frío metal de la barrera.

Para cuando Como Se Llamen terminaron de tocar, ya éramos dueños de un puesto en la primerísima fila.

Después, el horror.


BANDA 3: DEAD BY APRIL

Después de un descansito y de que los seguratas se molestaran en repartir agua fresca entre los deshidratados componentes de la primera fila, una marea humana se lanzó contra el escenario. Lo sé porque de pronto nos vimos aplastados contra la barrera de metal por lo que parecía un camión blindado a cien por hora. La razón de semejante revolución fue que le tocó el turno al primer grupo escandinavo de la noche: Dead by April, unos tipos de Gotemburgo que tocan pop metal.

La madre que los parió a todos.




Bauticé inmediatamente a este grupo como los Bujarras Guais. La razón; van de guais y parecen (a mi juicio) salidos de la Chueca más járcor. No sé por qué, pero había algo en ellos que me resultaba totalmente repulsivo, eughs (no porque los homochechuales me resulten repulsivos, ojo. A ver si va a haber un lector gay entre los pocos que tengo y por la tontería lo voy a perder)… esos ropajes de cuero ajustado, esos pinchos, esos cuerpos depilados y musculados de gimnasio… Que esto es metal, me cago en el Cáliz. Vale que me mola Avenged Sevenfold, pero es que en determinado momento del concierto el cantante principal vio oportuno pasarse la toalla que había previamente usado para limpiarse el sudor por el forro de los cojones (literalmente) y después arrojarla al público. Lo triste es que la gente se peleaba por ella. Odio a la raza humana.




Pero no todo fue malo; dio la casualidad de que a mi espalda se había situado la fan más fiel y más buenorra de estos pringados. Esta chiquilla tan entusiasta se pasó mucho tiempo gritando emocionada mientras pasaba su brazo en torno a mi cintura para agarrarse a la barrera y apretaba su cuerpo contra mi espalda. Mucho. Y detrás, el novio. Juo, juo, juo.

Cuando los Bujarras Guais acabaron de tocar las pelotas, les tocó el turno al plato fuerte.


BANDA 4: KILLSWITCH ENGAGE

Esto ya es otra cosa.

Todo el mundo conocía el nombre de estos americanos, dado que venía en el cartel de la gira (el resto eran “bandas de apoyo”). Yo no les conocía de antes.

Menudo espectáculo.





Esta gente es la única muestra de seres humanos que pueden presentarse ataviados con cutre-camisetas-traje y parecer badasses. El cantante principal era un pedazo de nigger con vozarrón de dios vikingo que daba un espectáculo igual de alucinante que el que daban sus compañeros. Se notaba que este grupo era de los conocidos, porque la gente se revolucionó cosa mala. La presión contra la barrera me machacaba el esternón, pero me daba igual, porque el poder del metal fluía por mis venas. No debió ser así con los muchos desmayados que hubo a lo largo del concierto (el nigger ayudó a subir a uno de ellos y todo. Qué majo).

Esto fue espectáculo con mayúsculas, metal en estado puro y un chute de adrenalina de mil pares de cojones.

Luego, vino In Flames.


BANDA 5: IN FLAMES

Veréis, yo aspiro a ser escritor. Uno de los objetivos de este blog es pulir mi técnica a la hora de describir ambientes y estados de ánimo mediante palabras. La idea es que, si puedo describir con exactitud mis impresiones de Escandinavia, puedo describir cualquier cosa que se me ocurra.




Pues bien. Llevo dos horas intentando describir el acojonante ambiente que se creó en el Spektrum de Oslo cuando In Flames empezó a tocar, y sigo sin poder hacerles justicia. No soy capaz de describir el espectáculo, el entusiasmo de seguidores y músicos por igual, ni el dolor de pecho por el aplastamiento. Así que dejo de lado todas mis aspiraciones de futuro. Después de esta entrada, me voy a hacer el harakiri.



Si sirve de algo, mirad mi cara. Es muy descriptiva.

Nuestros esfuerzos por llegar a la primera fila se vieron recompensados cuando los chicos reconocieron nuestras banderas y nos hicieron repetidas muestras de colegueo. Estoy seguro de que fue gracias a nuestro afán metalero y a nuestras banderas que nos arrojaron un par de púas; una de ellas fue a parar por error a un noruego con los brazos muy largos. La otra… la cogió mi colega. En fin.

De todos modos, dos tías cachondísimas se nos pusieron justo detrás, una en la espada de cada uno. Se intentó pero no hubo suerte. Quizá nuestro poder del metal era intimidante.


DESPUÉS DEL CONCIERTO

Tras cinco horas de cabeceo y brutalidad, terminó la movida. Tras esperar infructuosamente un rato a la salida a los de In Flames, en un último intento bastante lamentable de que nos firmasen la bandera, nos volvimos al catre del albergue de Oslo.

Necesitábamos descansar, puesto que al día siguiente teníamos visita obligada a la ciudad. Próximamente, en la Guía del Escandimemo.

Que paséis unas brutales navidades.

[Escuchando (ránking de mejor a peor banda): Moonshield, de In Flames; Break The Silence, de Killswitch Engage; Though As John Jacobs, de Maylene and the Sons of Disaster; Pigs Is Pigs, de Every Time I Die; Losing You, de Dead by April]

2 comentarios:

Daniel Gomez dijo...

El metal ya no es lo que era...yo nunca iría aun concierto que aceptara tios como yo

Natxo Pistatxo dijo...

Mira que a mi el metal no me gusta mucho pero será por simpatía hacia ti o porque verdaderamente me has convencido con tu cara de pasar por el extasis de la foto aquella, creo que probaré a escuchar algo de In Flames.

Mañana nos vemos, cabronazo.

Por cierto, saludos de Serafina (aun estoy buscando algún poster gigante por la red de mi bruja favorita. De momento no hay suerte).

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