Terminado febrero, ya son seis los meses que he pasado en Suecia. Va siendo hora de que hable de algo más que de anécdotas y banalidades sin gracia. Hoy toca hablar del modo de ser de los suecos.
Si he tardado todo este tiempo en abordar este tema, se debe a que esta gente es realmente difícil de conocer; no es tarea fácil pasar la muralla de cortesía y buenos modales. He tenido que echar mano de todo mi repertorio de habilidades sociales para poder redactar este informe para vosotros, lectores. Espero jamones de agradecimiento.

¿LOS SUECOS SON FRÍOS?
No. O más bien, no desde su punto de vista.
Es muy importante saber que, para un sueco, la intimidad y la privacidad son algo muy importante que debe ser respetado en todo momento. Esto quiere decir que, en su afán por respetarte y no meterse en tu vida privada, el sueco común pasará por alguien al que sencillamente le chupas un huevo. No se trata de que no le importes ni tampoco se trata de que no quiera saber nada de ti. Es que no quiere importunarte. Es por eso que, si se quiere conocer a un sueco, ha de ser el extranjero el que tome la iniciativa y se presente. Este detalle es muy importante, y se refleja en todos los aspectos de la sociedad; en el trabajo, entre amigos o en la familia. El nuevo siempre debe presentarse por sí mismo.
Otro detalle importante, que seguramente resultará desesperante para los campechanos españoles; en Suecia no son ni de lejos tan aficionados a la charla como en casa. Con “charla” me refiero a cualquier tipo de acto de locución compartido entre dos o más personas sin más fin ni propósito que el de pasar el rato. O sea, hablar por hablar. No esperes que un sueco se ponga a rajar como loco acerca de la cultura, el cine, la música, o (sobre todo) la política o la religión, temas que pueden desembocar en, Odín no lo permita, un conflicto. Lo normal es hablar de familia, de trabajo o del tiempo (en serio). Por norma general sólo se entusiasman al hablar de fútbol.

A los suecos, sobre todo a los más mayores, no les gusta hablar. Por. Hablar. Porque es perder. El. Tiempo. Esta gente valora mucho el silencio, y si se dice algo más vale que sea por un buen motivo. Esta peculiaridad desemboca en dos factores que debe tener muy presente el viajero que quiera hacer amigos rubios por aquí arriba:
• En una conversación de suecos no se puede interrumpir al que habla. Parad de reír, lo digo en serio. Mientras el locutor habla, lo normal es que los demás le escuchen sin mover un músculo y sin intervenir (lo cual suele dar la impresión de que en realidad no están escuchando en absoluto). El locutor puede tomarse el lujo de hacer pausas en la narración sin temer que nadie le quite la palabra, puesto que los demás saben automáticamente cuándo alguien ha terminado de decir algo, y ni se les ocurriría cambiar de tema cuando alguien todavía no ha terminado de exponer su punto de vista. Y queda de muy mala educación Que os levantéis del suelo, he dicho.
• Al pensarse que todo lo que se dice tiene por necesidad que tener significado (lo cual es una evidente exageración, claro), los suecos acaban por tomarse en serio más o menos todo lo que puedas llegar a decir. Para los españoles, franceses e italianos, que llevamos la marrullería grabada a fuego en el ADN, e incluso para los alemanes o los holandeses, esto da pie a situaciones embarazosas. Si un día se te ocurre mostrarle el dedo corazón a un sueco, sólo para tomarle el pelo, no te sorprendas si tres meses más tarde te lo vuelves a encontrar y todavía se acuerda y te guarda rencor. Y cuidadito con las bravuconadas del tipo “¡la semana que viene te invito a lo que quieras, que paga la casa!”. Se acordará. Vaya si se acordará. Ten cuidado con lo que dices y haces, porque aunque en casa a nadie le importe, a los suecos sí que les importa. Y tomarán buena nota.
PUNTUALIDAD
La verdadera razón por la cual los suecos y los españoles no son los mejores amigos del mundo.
Hace poco quedé con una sueca en la biblioteca para hacer un trabajo de clase. Quedamos a las cinco, y ella llegó a las cinco y tres minutos. Y llegó deshaciéndose en disculpas por haber llegado tarde.
Así son las cosas. La puntualidad es un valor clave en este país. Si llegas un poquito tarde, más te vale disculparte. Si llegas muy tarde, discúlpate todo lo que quieras. Tu amigo nórdico se acordará toda su vida. Fijo.
Esto da como resultado más situaciones divertidas. Digamos que Españolita quiere hacer una fiesta, y quiere invitar a sus amigos suecos a ella. Españolita le dice a todo el mundo que la fiesta empieza a las diez, esperando que todo el mundo vaya llegando a las diez y media porque obviamente nadie sería tan puntilloso como para venir a las diez en punto, ¿verdad? Por supuesto, los suecos vendrán a las diez en punto, con sus regalos de fiesta, y Españolita estará, como no, en la ducha. Esto no es verídico, pero se acerca bastante a la realidad.
IGUALDAD IKEA
Suecia es la socialdemocracia llevada al más eficiente extremo posible. En esta sociedad burguesa, de economía controlada e impuestos que se llevan más de la mitad del sueldo, nadie es mejor que nadie y se espera conseguir que todos tengan igualdad de oportunidades. Es por eso que, si lo que quieres es hacer enfadar a un sueco, lo mejor es que empieces a decir que las mujeres deberían estar en la cocina, o que tu familia es de mejor cuna que la de él, o que eres mejor porque tienes más dinero. Prueba. Ya verás que risa.
Como aquí todo el mundo tiene oportunidades, lo normal es que cada uno se mire el ombligo y trate de hacer su vida más cómoda o más completa, lo que sea. El resultado es… bueno, es IKEA.

Es decir: los suecos tienen una capacidad asombrosa para pensar que todo va de puta madre mientras se miran el ombligo. El caso es que, en Suecia, por norma general todo va de puta madre. Pero el caso es que precisamente este estado del bienestar es lo que hace que esta gente se vuelva pasota de cagarse. Un famoso estudioso sueco al que llamaremos Estudiosson dijo una vez que los suecos aman más la naturaleza que a las personas. Otro sociólogo americano apuntó que los suecos son por naturaleza generosos y amables, pero que al mismo tiempo pasan de los vecinos como de la mierda. Todo esto se acentúa mucho más en la moderna Suecia urbana, mientras que en el campo la gente es mucho más volcada hacia los demás. O eso me dice mi vecino granjero.
OBLIGATORIO DISCLAIMER FINAL
Esto es un pequeño apunte acerca de la forma de ser de los suecos. Es muy importante que sepáis que no hay dos suecos iguales, que este artículo es muy inexacto y lleno de exageraciones y que hay muchos suecos gritones, impuntuales, afectuosos o que se alegran al ser los primeros en la cola del autobús, pero como sois muy listos seguro que ya lo sabíais.
Salid de casa y conoced gente de otros países. Os juro que merece la pena.
Hasta la próxima.